Hola amigos:
Hoy quiero hablar de las rotondas, esos anillos circulares que tan frecuentemente encontramos en nuestras carreteras urbanas e interurbanas.
Sin lugar a dudas, la implantación de las rotondas ha supuesto mejoras en el tráfico rodado: la supresión de semáforos en muchas de éstas y la fluidez que con ello se consigue en la circulación ha supuesto un alivio para el sufrido usuario.
Pero no todo son ventajas al circular por las rotondas que no están reguladas por semáforos, muchos conductores carecen de los conocimientos o disciplina necesarios para entrar o salir de ellas. Solo basta con observar in situ o desde un balcón cercano, cómo se desarrolla la circulación en estos círculos de asfalto.
Las rotondas pueden ser consideradas como cualquier otro tramo de carretera recto o curvo con dos carriles, pero que en estos casos son circulares con accesos y salidas.
El artículo 21 de la Ley de Seguridad Vial establece las normas de circulación en estas glorietas, y determina qué vehículos tienen preferencia de paso. Así, dicho artículo dispone que gozan de preferencia sobre los demás vehículos que traten de acceder a alguno de sus dos carriles, aquellos que ya hayan accedido o se encuentren circulando dentro de los mismos.
Debido a las muchas infracciones que se cometen en estos puntos de circulación: no ceder el paso a los vehículos con preferencia, no hacer uso de los indicadores de dirección ( intermitentes ) o no hacerlo con la suficiente antelación, cambiar de carril espontáneamente cuando circulando por el interior queremos tomar una salida, interceptando el paso bruscamente y obligando a frenar al vehículo que circula por nuestra derecha, o bien respetando la prioridad de éste, en lugar de continuar , dar una vuelta y colocarnos gradualmente en la derecha, nos detenemos en dicho carril interior esperando a que el derecho se encuentre libre para realizar el giro, son la consecuencia de multitud de colisiones que nos llevan a discutir la culpabilidad del hecho, de tramitar el parte amistoso, de quedarnos sin coche una temporada, y que posiblemente nuestra aseguradora nos suba la prima que tanto nos duele cuando llega la fecha de su renovación.
Ante las consideraciones expuestas, yo, con treinta años de experiencia como árbitro de la circulación de vehículos, recomendaría a todos extremar las precauciones no sólo en las rotondas, sino en cualquier otro lugar que ofrezca complejidad circulatoria.
Como siempre, con mis mejores saludos.
Juan Cabrera,
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