Un trotamundos
que caminaba por la baja Andalucía con España en la mochila encontró a
un hombre que guardaba una piara de cerdos. Las ganas del trotamundos
de inquirir conocimientos para publicarlos en cualquier medio
audiovisual le hizo acercarse al pastor de los puercos. ¡
Buenas nos dé Dios ¡, saludó éste, ¡ venga usted con él ¡,
respondió el de los cerdos.
El trotamundos,
ofreciéndole al porquero su bota de vino, de la que éste echó un buen trago,
preguntó: Oiga, buen hombre, ¿son suyos estos animales?, a lo que
éste respondió con un ¡no! rotundo. Oiga, prosiguió el
curioso reportero: ¿y aquí en este oficio gana usted para alimentar
a su familia?, naturalmente que sí, señor. Yo con mi sueldo alimento a mi
familia, doy capital a rédito y tiro dineros por la ventana. ¿Cómo? preguntó sorprendido el visitante.
Muy fácil, respondió el porquero.
Verá,
señor: Pago deudas atrasadas porque mantengo a mis padres, que un día me
mantuvieron ellos a mí; doy dineros a réditos porque mantengo
a unos hijos que un día me mantendrán a mí, y tiro dineros por la ventana
porque mantengo a una hija que un día se casará y se irá a vivir con su marido.
Saludos de
nuevo, amigos.
Juan Cabrera
Nota del
autor: La redacción aquí expresada es de mi
creación, argumentada, eso sí, en el legado de mis mayores.
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