Joseph Ratzinger, es decir, el Papa
Benedicto XVI, le ha dado la vuelta a muchas de las tradiciones cristianas en
su libro La infancia de Jesús, en el que no sólo saca a la mula y el
buey del portal de Belén, sino que sitúa el origen de los Reyes Magos, que
hasta ahora venían de Oriente, en el extremo occidental del mundo
conocido en aquel momento. Ni más ni menos que en Andalucía.
Benedicto XVI dice en su libro que,
según los textos sagrados -hace referencia al evangelista Mateo y al profeta
Isaías-, la procedencia de Melchor, Gaspar y Baltasar no era otra que Tarsis
-o Tartessos-, un reino que
los historiadores ubican en algún punto indeterminado entre las provincias de
Huelva, Cádiz y Sevilla.
"Así como la tradición de la
Iglesia ha leído con toda naturalidad el relato de la Navidad sobre el
trasfondo de Isaías 1,3, y de este modo llegaron al pesebre el buey y el asno,
así también ha leído la historia de los Magos a la luz del Salmo 72,10 e Isaías
60. Y, de esta manera, los hombres sabios de Oriente se han convertido
en reyes, y con ellos han entrado en el pesebre los camellos y los
dromedarios", escribe Ratzinger. "La promesa contenida en estos
textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente
(Tarsis, Tartessos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente
este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos
soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces
conocidos: África, Asia y Europa".
Según Benedicto XVI -que remite a los
textos de Mateo e Isaías para fundamentar su argumentación, pues son los que
hablan de los reyes y naves llegadas desde Tarsis- el incienso, el oro
y la mirra que llegaron a Belén tenían aroma andaluz.
1 comentario:
¡¡¡pobrecillo, primero dijo que en el portal no hubo animales,después que el portal no fue en Belén, si no en Nazaret, ahora que los Reyes mago eran de Tarteso (de Andalucía), supongo que luego dirá que no hubo portal y despueés que nu hubo niño. O sea ,que nos han estado engañando durante 2000 años.
Cada vez que se mete un lingotazo dice la verdad.
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