Primero
lucharon por conseguir su emancipación, eso sí, sin renunciar en
absoluto a todos sus derechos constitucionales y a
exigir constantemente más y más.
Se dedicaron
al despilfarro indiscriminado, a triquiñuelas que enmascaran
beneficios propios sin importar la cuantía de éstos, mientras más
mejor. Construyeron macroproyectos superfluos. Hicieron del
capital toallas de papel para secarse las manos, manos
pringadas con los delitos más graves que puede cometer un
funcionario al servicio de las más altas instituciones del Estado: corrupción,
malversación, cohecho.
Efectivamente,
señores, me refiero, como han podido imaginar, a las Comunidades Autónomas; esa
especie de hijos pródigos sin más garantías institucionales propias
que las de " papá Estado”. Ahora, cuando el agua les
llega al cuello y carecen de flotador para mantenerse a flote
claman a la madre patria que les rescate; que se cuelgue al
pecho un cartel y se vaya a Europa a implorar
caridad para sus diecisiete hijos que no tienen ni para comer.
Señores:
ante estas circunstancias yo pienso en un refrán muy conocido en
Bornos en aquellos años de los 125 V. y el botijo
en el pozo:” En la casa que no hay gobierno a pellizco se parte el pan
tierno".
Una vez más
he tenido el placer de exponer en este blog este breve
pensamiento.
Mi más
afectuoso saludo,
Juan Cabrera
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