Unos 30.000 gaditanos claman
indignados en una histórica manifestación marcada por las quejas de los
funcionarios
Hubo
eslóganes, mensajes sin pelos en la lengua, cantos, pareados, bombos, pitos o
gritos como los que puede haber en cualquier manifestación. Sin embargo, la de
ayer tuvo una argamasa especial que pocas veces se da. La más pura y clara
indignación contra la situación actual del país y las medidas de ajuste tanto
de la Junta de Andalucía como del Gobierno central. Malestar sin rodeos como
mimbre esencial de una de las protestas más numerosas que se recuerdan. Lo que
se vivió a partir de las 20.30 horas de ayer desde la plaza Ingeniero de la
Cierva alcanzó tintes históricos, al menos en lo que asistentes se refiere. Por
un lado, los dos sindicatos mayoritarios convocantes, UGT y Comisiones Obreras,
cifraron la participación en 36.000 personas y más de 20 colectivos diferentes.
Por otro, la propia Policía Nacional no se apartó mucho de la cifra aportada
por los sindicalistas al hablar de más de 22.000 manifestantes tan solo al
comienzo de la marcha. Cifras a parte, un dato era clarificador del seguimiento
masivo de la protesta: la cabeza de la manifestación alcanzaba la plaza
Asdrúbal cuando el final salía de Ingeniero de la Cierva.
De un
extremo a otro una inmensa amalgama de protestas, lemas y cantos unificados
bajo el que abría la manifestación: «Quieren arruinar el país, quieren acabar
con todo. Defiende tus derechos». En inmenso cajón de sastre que fue la
protesta de ayer hubo espacio para las reivindicaciones de funcionarios (con
una nutrida representación de CSIF), personal sanitario, políticos (destacó la
presencia de Izquierda Unida con Manuel Cárdenas a la cabeza), universitarios,
pensionistas, trabajadores de Navantia, bomberos (en torno a una veintena
acudieron con sus cascos) e incluso la propia Policía Nacional (representada
bajo una pancarta del Sindicato Unificado de la Policía, SUP).
Lo cierto es
que los presentes hicieron ver su indignación con las distintas medidas tomadas
como «no somos moneda de cambio, somos capital humano», «la Universidad no se
vende, se defiende», «Rajoy, escucha el pueblo está en la lucha» o «Griñán y
Valderas nos roban las carteras». Y es que, a juicio del secretario general de
Comisiones Obreras, Manuel Ruiz, «la respuesta es acorde a la agresión
cometida». Por su parte, Salvador Mera, secretario general de UGT valoró las
medidas como una «lista de recortes no tiene parangón». Por ello, no dudó en
hacer ver que lo de ayer tan solo «es un anuncio» de movilizaciones «hasta
hacer retroceder al Gobierno en sus medidas». Todo para salir de la crisis «con
dignidad».
La marcha
calentó bien rápido la calle. Tanto como para llevar a a paseantes y gaditanos
que salían de la playa a sumarse a lo largo del recorrido. Un tránsito que
estuvo marcado por momentos como los que se vivieron ante el Hospital Puerta
del Mar. Allí, los manifestantes rompieron en un aplauso improvisado a los
trabajadores del centro sanitario que no dudaron en salir hasta la puerta para
apoyar a la manifestación. Y es que los ajustes aplicados sobre los sueldos de
los funcionarios marcaron y mucho una protesta plagada de referencias a la paga
de Navidad. Por estar, hasta los Reyes Magos y Papa Noel se dejaron ver ante la
pancarta que portaban miembros del CSIF-F. «Para que se vea que no hay paga»,
como sintetizaba Josefina Marcos, vicepresidenta del CSIF-F. «Estamos hartos de
que los gobiernos de Rajoy y Griñán consideren el salario de los funcionarios
como su hucha particular», explicó Marcos.
En virtud
del anuncio anunciado ayer por Mera y Ruiz, en la agenda de los sindicatos está
ya las nuevas protestas generales que tendrán lugar a partir de septiembre.
«Recurriremos a todos los instrumentos legales a nuestro alcance para responder
a estas medidas», aclararon en el manifiesto conjunto leído al final de ma
marcha, frente a la Subdelegación del Gobierno. Incluso hablaron de organizar
acciones concretas y sectoriales, una gran marcha sobre Madrid o emplazar al
Gobierno a un referéndum sobre las medidas. Tanto como para no dudar en
vaticinar una acción muy concreta: una más que «posible» huelga general para el
nuevo curso.
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