Como una madre que agranda su cariño por el hijo que se le
distancia, Cádiz socorre al emigrante con una intensidad tal que sin duda le
habría permitido la permanencia de haberla recibido con anterioridad. Pero hay
que marcharse para experimentarla… Porque Cádiz abre más puertas fuera que en
el interior de sus límites provinciales. La marca Cádiz goza de un espectacular
poder de seducción, irremediablemente aprovechable para los gaditanos que
convivimos con él lejos de nuestra tierra. Ser de Cádiz en el resto de España
equivale al mayor de los títulos académicos si atendemos a un currículum
personal. Con ello, cuando menos, se alcanza la curiosidad y la atención del
interlocutor.
Pero tal confianza y convicción alcanzan un ritmo pobremente
correspondido. Permítanme un ejemplo metonímico para explicarme. Si el Cádiz
C.F. es un equipo que despierta simpatías en las aficiones de todos los
equipos, ¿cómo es posible que no se sepa explotar esa suerte para beneficio y
logros del club? Trasladen este caso al resto de ámbitos y me entenderán. ¿No
es acaso paradójico que una provincia con hechizo, gancho, una tierra que
fascina, ocupe siempre el primer puesto en las listas de desempleo? Aventajada
como pocas en lo natural y con la relevancia histórica como justificación
llegado el caso, ¿qué no sabemos hacer los gaditanos?
Quizás exagere, pero el pasado me anima a sentenciar que
Cádiz es la más europea de las provincias españolas. Presente en Londres en la
mítica Trafalgar Square, con ese
nombre debido a la batalla de Trafalgar donde venció y halló la muerte Nelson; en París, con los jardines y cruce de líneas
de metro Le Trocadero, en homenaje al
baluarte gaditano que tanto resistencia opuso a los franceses; o en Roma, donde
aún recuerdan excitados los encantos de las puellae
gaditanae, nuestras particulares geishas. ¡Si hasta Shakespeare admiró
nuestro sherry!
Con una capacidad para la reinvención descomunal (así lo
exigen sus tres mil años de historia y así lo demostró su reconstrucción desde
los cimientos tras el asalto y saqueo de la escuadra del conde de Essex),
nuestra capital debe hacer uso de su talento para la adaptación y resistencia
social y adecuarlos a la generación de riqueza y provecho. Ha de ser además el
eje y guía para los pueblos que lucen su geografía orgullosos de ser gaditanos,
entre ellos Bornos, al que llamamos el Cádiz chico y no sólo a causa del
carnaval…
José Bermúdez
1 comentario:
q Querido Jose:Decir que en todo estoy de acuerdo.Como tu,yo tambien vivo fuera de Bornos.Solo decir que personas como tù,deberian de estar aqui,en primera linea,para que todos tus ideales se pudiesen llevar hacia delante y convertir a esta tierra en lo que se merece.Por desgracia, nuestra tierra,no es de oportunidades a corto plazo,y nos vemos obligados a marchar.Asi sera dificil conseguirl
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