¡¡¡ VIVA BORNOS !!!

30 jun 2013

¿REBOSA DE ALEGRÍA CUANDO LLEGA CARNAVAL?



Hace unos años, en una de aquellas tristemente desaprovechadas reuniones, un gran carnavalero de Bornos hizo una confesión que, a mi modo de entender, defendía la actitud perfecta para representar la fiesta. Empleó la frase “yo del carnaval sólo sé que me gusta”. Fue una sentencia que devolvió la humildad a la discusión que se había generado. Yo la hice mía,  perseguí identificarme con aquella expresión, y desde entonces la he empleado en alguna que otra ocasión. Pensar que se es experto en algún campo invalida la voluntad de seguir aprendiendo del mismo y deriva en un peligroso anquilosamiento. 

Nadie lo sabe todo del carnaval, pero todos tenemos una idea de la fiesta y se nos ocurren proyectos para intentar mejorarla o actualizarla. Darles cabida y valorarlos es una tarea interesante y necesaria. Copiar modelos exitosos, y fácilmente aplicables, de otras representaciones lúdicas no debe entenderse como una traición a la tradición; más bien como un saneamiento de la misma.

Porque se lo oí decir a carnavaleros más veteranos que conocieron épocas pasadas, me atrevo a admitir que el carnaval de Bornos padece un gradual distanciamiento por parte de los bornichos sin que nosotros seamos los causantes de tal desapego. Nos movemos llevados por la marea social y ésta ahora no es la misma que hace un par de décadas. El cambio generacional implica además una transición que se desarrolla desorientada. En el Bornos de finales de los ochenta y durante buena parte de los noventa nuestro carnaval, inevitablemente gaditanizado ya, gozó de una fantástica salud porque el grueso de la población residía siempre en el pueblo y ello facilitaba una mayor implicación. La juventud descubría una fiesta que había casi desaparecido y que despertaba de nuevo. Existía mayor unidad porque el cosmopolitismo y las mejoras económicas no habían llegado aún; la oferta y posibilidades no eran las actuales y por eso se aprovechaban y disfrutaban al máximo las celebraciones locales.

A buena parte de la juventud bornicha actual, protagonista o heredera  de la bonanza adquisitiva de ladrillo malagueño por un lado, o deseosa de emplear la ciudad y carrera universitarias para explorar otros horizontes por otro, no le seduce el carnaval.  Es consecuencia de la limitada situación local, que obliga a desplazarse para alcanzar cualquier objetivo. Por tanto, intentar mantener un modelo de carnaval que los nuevos tiempos no admiten es un error.  Hay que adaptarlo, reinventarlo.

Creo que no tiene sentido conservar la celebración durante tres fines de semana; no hay gente ni programa para nutrir con una agenda atractiva tanto tiempo. Habría que reducirlo a dos; apertura con el domingo de morcillá y clausura siete días después con la cabalgata. Nuestro carnaval no tendría un desarrollo tan repetitivo.

También pienso que es posible, aunque no inmediato, lograr una mejor y mayor implicación de los vecinos. Un exitoso proyecto que he conocido aquí y que pienso se podría adaptar a nuestro carnaval es el que llevaron a cabo en la Festa Major de Sant Celoni con la rivalidad Senys y Negres. La población aprovechaba esos días festivos para irse de vacaciones y el municipio, en su celebración mayor, lo padecía. Idearon, para combatir tal éxodo y tomando prestada la iniciativa de Granollers, que los ciudadanos se reuniesen en dos grupos que, en constante competición, adornasen el pueblo y realizasen pruebas de todo tipo durante el transcurso de la Festa Major. Otorgarles protagonismo y ofrecerles la posibilidad de construir y disfrutar. Yo he admirado maravillado algunas calles de Sant Celoni engalanadas con material reciclado durante esos días.

Si bien es cierto que este modelo no puede trasladarse tal cual a nuestro carnaval, la idea de completar la agenda de nuestra fiesta logrando el compromiso del mayor número posible de vecinos, compensándoles con una garantizada diversión, es muy esperanzadora y no deberíamos desaprovecharla.

Y por último, considero urgente una mayor incitación carnavalera a los niños. Grandes maestros como Jorge Garrido y Manuel Lozano han realizado una importantísima labor, pero no sólo los colegios deben preocuparse de esta educación. El ayuntamiento debe facilitar medios y espacios para fomentar esta afición.

Yo del carnaval sólo sé que me gusta, y tanto es así, que hasta me preocupa.

José Bermúdez

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que tener mucho valor para proponer algo en Bornos, pero ese valor se hace doble si la propuesta es dejar el carnaval en 7 días. La gente no se para a analizar qué es lo mejor, sino se centrarían en la idea de que le están recortando la mejor fiesta del pueblo.

Te felicito por el artículo y comparto contigo cada una de las ideas expuestas. Hay que sentarse y valorar el carnaval con la importancia que se merece. Y me alegra mucho que nombres en tu artículo a dos maestros como Jorge Garrido y Manuel Lozano que desde un segundo lugar hacen una labor enorme para fomentar el carnaval infantil.

Pedro J. Parra

Perico Calderero dijo...

Felicidades por el artículo.

Y como siempre, das en el clavo al enumerar algunas razones por lo que el carnaval no es lo que debería de ser. Pero como tú dices, la peor es la falta de satisfacción personal e individual por la que atraviesa la juventud, y todo el mundo. Difícilmente se puede estar pensando en iniciativas para el carnaval cuando no sabes como pasarás el día siguiente.

Un abrazo.