Cataluña tiene muchas cosas buenas. Muchas. Lástima que se las pierdan quienes prefieren valorar la palabra del político al sentir del pueblo… En fin, ya las disfrutaré yo por ellos.
Una de ellas es el Esmorzar de forquilla, y entiéndase por ello “desayuno de tenedor”, es decir, una primera comida del día que va más allá de la tostada y el café, que se acompaña de un buen vino y que aconseja un buen paseo posterior. Traslade a la primera hora de la mañana su habitual y copioso plato de mediodía y será partícipe de esta magnífica tradición catalana.
Muchos son los restaurantes, masías y bodegas que ofrecen a sus clientes esta enriquecedora posibilidad, una ingesta tempranera que abarca desde los pies de cerdo a las costillas de cordero pasando por los callos y el calamar a la plancha.
Pero del amplio abanico de platos yo destaco los deliciosos Capipota, Tripaipeu, Ventrillengua, nombres que reúnen en una misma palabra dos partes del animal (cerdo o cordero) cocinadas conjuntamente: Capipota, cabeza y pierna; Tripaipeu, tripa y pie; Ventrillengua, vientre y lengua. Elaboradas de un modo que me recuerda al de los callos, están realmente deliciosos, es aconsejable abastecerse de una buena pieza de pan para rendir cuentas con la sabrosa salsa.
Precisamente este fin de semana he disfrutado de un Tripaipeu de cordero exquisito, cocinado por un bornicho, Domingo Garrido, quien además preparó una receta de jabalí de resultado orgásmico. Pude gozar también de un magnífico vino rosado cuya elaboración la completa otro paisano, Carlos Redondo, quien cada año embotella de sus dos barricas más de cien botellas de este caldo digno de la mejor misa. Tania Macías, otra pancipelá, terminó de contentarnos con sus dulces y apetitosas torrijas. Y todo ello, incluida la jugosa tortilla de Perico Calderero, en torno a las diez de la mañana.
El esmorzar de forquilla es una costumbre catalana que me ha seducido. Llevarla a cabo junto a paisanos y amigos me satisface, porque los andaluces históricamente siempre fuimos hospitalarios y acogimos otras culturas con agrado. Orgulloso de llevar a gala la personalidad andaluza.
José Bermúdez Pérez
2 comentarios:
Muy acertadas tus palabras para describir el placer de esta parte de la gastronomía catalana, y que nosotros, gracias a los compañeros tuvimos ese placer satisfactorio que dejan estos manjares y la buena compañía.
En esta lista que citas no podemos omitir el clásico, las tostadas con tomate y el buen jamón.
Un abrazo, compañeros.
Juan Cabrera
¡¡Eso,eso Juan!! torradas con tomate aceite y jamón.
La próxima vez, no faltarán, junto a una buena morcilla de Ronda, y si es de Bornos mejor.
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